Rito de Iniciación de los aspirantes

En la historia de la Orden del Temple siempre quedaran incógnitas por resolver, y es posible que el verdadero ritual de ingreso en la Orden sea una de ellas. Sin embargo, existen escritos sobre el particular más o menos fiables, máxime si tenemos en cuenta que se ha escrito muchísimo sobre los Caballeros Templarios, y buena parte de todo ello, carente por completo de una base cierta o verídica. Lo que si es cierto es que existen datos bastante fidedignos de que Hugo de Payns reclutó en Europa algo más de trescientos aspirantes a Caballeros Templarios, pero no hay que dejar en saco roto que también se aceptaron en la Orden, muchísimos antiguos cruzados, que, al fin de la Primera Cruzada, decidieron no volver a casa, sino consagrar su vida a las armas y a Dios.

También hubo varios caballeros que se unieron a la orden, aprovechando la condición de que se habían quedado a vivir en Tierra Santa. Y todo ello debido a que la Orden necesitaba sangre fresca y bien preparada y ¿quién mejor que antiguos cruzados? Todos ellos con gran y larga experiencia en el uso y manejo de las armas. Lo verdaderamente difícil era hacerles aceptar que al ingresar en la Orden tenían que profesar un juramento en el que renunciaban a su vida laica, para convertirse en monjes-caballeros. Así que se procedía a un examen completo de los recién llegados ante el Tribunal de los Doce Hermanos Mayores, leyéndose anteriormente las Reglas.
El escenario habitualmente era la Iglesia de la Orden, con las velas encendidas, al realizarse este ritual siempre de noche. El candidato aguardaba en una sala contigua. Llevaba una túnica blanca, su cabello siempre estaba al descubierto, aunque llevaba una especie de semi velo del mismo color, y aparecía completamente desarmado. En un momento dado, iban a buscarle los dos Caballeros de mas edad para formularle dos preguntas:

¿Cómo os llamáis? ¿Qué intenciones os han traído hasta nosotros, cuando sabéis que vais a someteros en esta milicia a duros trabajos, a combates que pueden arrebataros la vida y, a la vez, os veréis obligados a mantener una existencia en la que no podréis gozar de ninguno de los placeres del mundo exterior?"

En el caso de que el candidato en cuestión contestase de forma y manera convincente, la pareja de primeros examinadores, volvía con los otros diez caballeros que completaban el Capitulo. Explicaban lo sucedido con unas palabras rituales y al poco se hacía entrar al candidato en la Iglesia. Este se debía de presentar de la forma más humilde, acto seguido se le hacían las primeras aclaraciones y después de escuchar sus breves respuestas aprobatorias se continuaba de este modo:

Hermano, nunca has de ingresar en la Orden con el deseo de conseguir riquezas ni honores, tampoco porque creáis que vais a situaros en un plano más alto o podréis encontraros rodeado de comodidades. Tened en cuenta de que se os exigirán tres cosas: La primera es que dejéis atrás los pecados del mundo, la segunda que os pongáis al servicio de Nuestro Señor y la tercera que seréis el más pobre de los mortales, y siempre estaréis sometido a una penitencia por la salvación de vuestra alma. Nada más que por este motivo debéis solicitar vuestro ingreso. ¿Estáis dispuesto durante todos los días de vuestra vida, desde hoy en adelante, a convertiros en servidor y esclavo de la Orden? ¿Os halláis dispuesto a renunciar a vuestra voluntad para siempre, obedeciendo todo lo que vuestro comandante disponga en todo momento?"

El recién iniciado debía responder:

"Si Señor; Si Dios me lo permite". 

Llegados a este punto, el candidato debía ser llevado fuera de la Iglesia. Acto seguido el Maestre se adelantaba, ponía las manos sobre los Evangelios y con voz firme se dirigía al Capitulo con estas palabras:

"En el caso que alguno de vosotros conociera una o varias causas por las que este hombre no mereciera ser un hermano nuestro que lo declare ahora mismo, porque será mejor escucharlo ahora que no cuando el aspirante vuelva a encontrarse ante nuestra presencia... ¿Deseáis que le hagamos regresar en el nombre de Dios…"

Normalmente respondían:

" Que regrese en el nombre de Dios."

Y una vez el candidato volvía a encontrarse ante el Capítulo de la Orden, hacia publica renuncia a su vida anterior y aceptaba convertirse en un esclavo de la Orden. Acto seguido el Maestre le hacía varias preguntas que concernían a su condición militar, a su estado social, a su salud, si tenía deudas o le movían otros intereses. Como lo normal es que todas las respuestas fuesen afirmativas, se le obligaba a hacer sus votos de esta manera:

" Hermano, oíd con atención lo que vamos a deciros ¿Prometéis a Dios y a Nuestra Señora que desde hoy mismo hasta el final de vuestros días cumpliréis las órdenes del Maestre del Temple y de los Comandantes que sean vuestros superiores? ¿Prometéis a Dios y a la Señora Santa María que siempre de una forma absoluta y sin ninguna concesión, mantendréis permanentemente vuestra castidad? ¿Que viviréis sin que nada os pertenezca? ¿Qué os encontrareis en condiciones de seguir y respetar las buenas maneras y costumbres de nuestra casa? ¿Que estáis dispuesto a ayudar a la conquista de acuerdo a la fuerza y el poder que Dios os haya dado, de la Tierra Santa de Jerusalén? ¿Que nunca abandonareis nuestra Orden ni por una causa fuerte o débil, ni por un motivo peor o mejor? "

Nada más escuchar estas nuevas afirmaciones el candidato se consideraba ya admitido en la Orden del Temple. Se le recordaba que solo tendría derecho a pan y agua, a un pobre ropaje, a una cama muy sencilla, a vivir casi en la miseria y a realizar los más duros trabajos.

Por último se le entregaba el manto de los Templarios, una cruz y una espada. Una vez los había recogido, el Maestre y el Capellán le daban el beso de la Fraternidad y se cantaba el Himno que era común en casi todas las Órdenes Religiosas. De esta manera se daba por concluida la ceremonia de ingreso del candidato, que ya pasaba a ser un Templario con todos los derechos y obligaciones que los demás. Por lógica debía de atenerse a un corto periodo de aprendizaje y de adaptación a su nueva vida. Nunca se le dejaba solo, y durante todo este tiempo, a su lado iba siempre su tutor.

Las Acusaciones de su Juicio Final

  • Escupir sobre la Cruz y negación de Cristo. En ningún documento de la Orden se puede obtener tal afirmación. Las imputaciones, realizadas con declaraciones bajo tortura, se hablaba, de tales prácticas, en la recepción de los neófitos a la Orden. Tales imputaciones no son ciertas y de existir alguna certeza, sería un concepto de novatada, alejada de los estatutos de la Orden. Como juzgaríamos, hoy día a nuestros Ejércitos o Universidades, donde estando prohibidas aún siguen ejerciéndose.

Como se puede mantener la idea de que renegaban de Cristo, cuando entraban en la Orden de los Compañeros de Cristo.

  • Realizar Besos obscenos en las Ceremonias. La Orden, fue el vaso comunicante entre Oriente y Occidente de: cultura, ideas y costumbres. Besarse, en las culturas orientales, no significaba lo mismo que en Occidente. ¿Cómo hubieran juzgado a los dirigentes rusos, que acostumbraban a besar en la boca a sus invitados??
  • Practicas perversa de Sodomía. Seguro que las hubo, la orden se nutría de la Sociedad y aunque era una práctica prohibida por las Reglas de la Orden, las condiciones de aislamiento, la convivencia entre varones y el ser una práctica muy tolerada en Oriente, pudo dar lugar a la realización de prácticas sodomitas.

La gran mayoría de los Templarios eran heterosexuales, como lo demuestra la contradictoria acusación de tener hijos con monjas.

Poco y mal podemos decir del tribunal que juzgó a la Orden, si la finalidad del Juicio fuese la búsqueda de la Verdad, la Orden hubiese salido impoluta, pero el tribunal tenía la condena preconcebida, aunque no hubiese argumentos. Las Reglas de la Orden, eran estrictas y señalaban que dormían en un camastro con sábana, no podían quitarse las calzas para dormir y el dormitorio estaba siempre iluminado.

  • Adorar a un ídolo en forma de cabeza, llamado Baphomet. Los Orden del Temple, tenía una gran devoción a Santa María Magdalena. El Baphomet, era el símbolo de la Muerte con Resurrección de Cristo, personificado en una Calavera. En la Edad Media, era costumbre recubrir las cabezas o calaveras de los santos, de oro, plata y adornos, así podemos ver hoy día, cabezas de Santos en diferentes Iglesias. La Calavera o Baphomet, es el mismo símbolo, que se representa a los pies de María Magdalena. La Orden no adoraba a ningún un ídolo o símbolo Satánico, sino a un símbolo cristiano: la resurrección de Cristo.
  • Llevar en la cintura una redoma, que había sido consagrada con el Baphomet
  • Los capellanes no consagraban la hostia en las celebraciones de la Eucaristía
  • Robos y saqueos al Tesoro Real. Felipe el Hermoso le confirió la custodia de los tesoros y según figura en actas percibió diferentes prestamos, sobre los que no se cobraban intereses
  • Ingerir las cenizas de los Templarios muertos e incinerados
  • ... engendrar hijos con monjas, para extirparles la grasa con que untaban el Baphonet y quemar a los niños. Las reglas lo prohibían de forma tajante: Consideramos peligroso para la religión, que se mire demasiado las caras de las mujeres; por esta razón, que nadie ose besar a una mujer, sea viuda, doncella, madre, hermana, tía... ni a ninguna otra.
  • Haberse acogido a las creencias de islam. Nunca se ha podido demostrar, ni existen hechos. La Orden aprendía de las culturas Orientales.
  • Orinar encima de la Cruz el Viernes Santo.
  • Asesinar a quienes no adoraban al Baphomet o rompían el secreto.

Las últimas horas del Temple

El Convento de Cristo, en Tomar, Portugal, constituye el último refugio de los templarios en la Península.

Ningún acta o documento contemporáneo relata el nacimiento hacia 1120 en Jerusalén, del primitivo núcleo de los “pobres caballeros de Cristo”, los Templarios, la primera y más famosa de las órdenes militares.

Jacques de Molay, último gran maestre de los templarios, era el padrino del hijo del rey francés, Felipe IV “el Hermoso”; un rey que en 1306 se refugió durante tres días en el templo de París para escapar de una revuelta. Tal vez esa visita avivó su codicia por los bienes de los caballeros. En cualquier caso, fue la voluntad real la que precipitó los sucesos posteriores, secundado por el Papa.

Clemente V, ex arzobispo de Burdeos, se coronó como papa en 1305 y trasladó la sede pontificia a Avignon, donde permaneció durante setenta años.

En la noche del 12 de octubre de 1307 tropas de Felipe asaltaron el templo parisino y arrestaron a los presentes, incluido el gran maestre, Jacques de Molay.

Tras un larguísimo proceso, lleno de irregularidades, torturas, falsos testimonios y confesiones increíbles, en 1312 la bula papal Vox in excelso declara disuelta la orden. El propio papa reconoció que se carecía de pruebas fehacientes contra los templarios, pero que él mismo estaba convencido de su culpabilidad.

El 14 de marzo de 1314, los cuatro grandes oficiales templarios fueron llevados hasta el patíbulo, para escuchar su sentencia, la cadena perpetua. Entonces Jacques de Molay habló. Abjuró de sus confesiones, obtenidas bajo tortura, proclamó la inocencia de la orden y condenó la codicia del rey.

El comendador de Normandía, Geoffroy de Charnay, respaldó a su maestre. A la mañana siguiente ambos fueron quemados vivos en una lenta pira de carbón mientras proclamaban su inocencia y la de los templarios.

En ese momento Jacques de Molay instó a Felipe y a Clemente a preparase para el Juicio Final, y a rendir cuentas ante Dios. Realidad o ficción, lo cierto es que pocos días después Clemente murió, y el rey lo hizo ese mismo otoño. Además, sus tres hijos y sucesores murieron jóvenes, dando origen a la leyenda de la maldición templaría.

Desde mediados de 1200 habían surgido varias órdenes militares de carácter nacional, fuertemente ligadas a las monarquías. En Portugal, el rey Dinis fundó la orden de los Combatientes de Cristo, avalada por el papa Juan XXII en 1319, y levantada sobre los restos, materiales y espirituales, del Temple en el reino luso. Aunque se estableció su sede en Castro Marim, ya en 1357 se había trasladado a Tomar. Su período de gloria corresponde con el principio del siglo XV, con el infante Enrique el Navegante como gran maestre de la orden (1418-1460).

La gran fortuna acumulada les permitió financiar los grandes descubrimientos y fueron numerosas las carabelas que recorrieron los océanos enarbolando la gran cruz roja, su emblema. Los caballeros de Cristo subsistieron como orden militar hasta su secularización en 1780, y hoy día sigue siendo la mayor distinción honorífica de Portugal.

El castillo templario, de 1160, construido para garantizar el avance cristiano hacia el sur, es el origen del Convento de Cristo. Su estructura más llamativa es la charola, la rotonda fortificada que se concluyó durante la primera mitad del siglo XIII y que sigue el modelo del Santo Sepulcro de Jerusalén. Es una construcción octogonal con dos pisos sostenidos por ocho pilares, y una girola con bóveda anular que separa este octógono del polígono exterior de dieciséis lados. Se encuentra decorada con pinturas y estatuas de madera policromada.

En el inmenso recinto recorremos claustros, dormitorios, las cocinas, el refectorio, la sala capitular, los dormitorios, la iglesia, ruinas como las de la antigua e inacabada sala del capítulo, escaleras de caracol, pasillos… e una especie de laberinto en piedra por el que repasamos la historia de la arquitectura: románico, gótico, manuelino y renacentista son los estilos que encontraremos representados.

El manuelino tiene aquí el que tal vez sea su mejor exponente, la Janela, ventana, del arquitecto Diego de Arruda esculpida entre 1510 y 1513. A partir de las raíces de un alcornoque, sostenidos por el busto de un capitán, la ventana se enmarca en dos mástiles con múltiples entorchados. La decoración marina permite ver corales, algas, cabos, maromas, corcho, cadenas… Rematan el conjunto los emblemas del rey Manuel II, y se hace alusión al Toisón de Oro y a la orden de la Jarretera.

Leer la piedra, identificar señales, recorrer este espacio fortificado en busca de significados, uno se siente dentro de estas edificaciones como en una novela.

Hemos recomendado en muchas ocasiones esta visita, ahora lo hacemos también desde aquí, el castillo de Tomar ha sido generoso y siempre ha regalado un azul perfecto de fondo para las fotos.

Los Nuevos Templarios, Los Caballeros de la Orden de Cristo

Vasco de Gama

Vasco da Gama

Vasco da Gama

Vasco de Gama o Vasco da Gama (25 de diciembre de 1469- 24 de diciembre de 1524), explorador y navegante portugués.  Nació en Sines, Alemtejo, Portugal.  Su padre, llamado Esteban, era un noble que gozaba de una excelente reputación en la corte. Su madre, doña Isabel Sodre, siempre guío a su hijo para que dedicara su vida a la carrera eclesiástica, pero a pesar de los designios maternos el joven decidió vincular su vida a los negocios del mar. Desde muy joven demostró gran habilidad para la guerra, las cuestiones militares y los negocios marítimos, por eso decidió participar en las guerras contra Castilla.

En esta guerra demostró entereza y tesón, por ello el rey Manuel I de Portugal el 9 de julio de 1497 le encargó la misión de llegar a la India marítimamente, único medio existente para la época. Zarpó de Lisboa, con cuatro barcos y 300 hombres. Tras cuatro meses de navegación, en noviembre pudo rodear el cabo de Buena Esperanza, después se detuvo en Malindi, en la costa este de África. Con la ayuda de un guía de la zona Gama siguió su viaje rumbo al este, para el 20 de mayo de 1498 llegar a la costa de malabar, en la India.  Su misión era crear un puesto comercial portugués pero los habitantes árabes de la zona lo impidieron violentamente. No hubo negociación válida, lo único que pudo negociar fue la salida de sus barcos del puerto cargados de algunos cargamentos de especies antes de regresar a Portugal.

A su regreso fue recibido con honores y elogios, por ser el primer hombre al mando de una tripulación en llegar a la India, a pesar de no haber logrado la misión final, el Rey le entregó una recompensa económica y le autorizó usar el titulo Don. Con el objetivo de la monarquía portuguesa de ampliar los descubrimientos de Vasco da Gama, Pedro Álvarez Cabral fue enviado a la India, corrió con la suerte de establecer un puesto comercial portugués en Calicut. Posteriormente, Vasco fue nombrado Almirante de la India, y se le encomendó la tarea de volver a estos territorios y conquistarlos.

En el transcurso del viaje estableció violenta y militarmente varias colonias en Mozambique y Sofala, en el este de África. A su llegada a Calicut, Gama avasalló a sus pobladores, que se enfrentaron valientemente, pero las herramientas de defensa no se comparaban en efectividad a la de los invasores, así que fueron abatidos. Dejó la India y zarpó rumbo a Portugal, en 1503, con una valiosa carga de especias. Por esta hazaña le otorgaron el título de conde de Vidigueira.

Llegaron noticias de unas olas de corrupción por parte de las autoridades portuguesas en las colonias, su reacción fue inmediata y emprendió el viaje con la misión de acabar con la creciente corrupción de la colonia. Impuso fuertes normas y leyes que atacaban la corrupción en el ámbito político y administrativo de las colonias. Cinco años más tarde fue nombrado virrey de la India, cargo que no pudo ostentar por mucho tiempo debido a su fallecimiento.

La importancia de Vasco da Gama fue infinita debido a que fue el primer europeo que llegó a la India por la ruta que envuelve África. Con ello puso término a la búsqueda de ochenta años que financió el príncipe portugués Enrique el Navegante, además de esto, Vasco inauguró la llamada ruta de las especias, ruta marítimo-comercial fundamental para la expansión colonial y mercantil del pequeño reino de Portugal, que se convertiría en la mayor potencia naval y comercial de Occidente a lo largo del siglo XV.  Además, Vasco da Gama abrió la puerta al conocimiento directo de las culturas y pueblos de Extremo Oriente, y transformo la lógica del comercio en Occidente a lo largo de los siglos XV y XVI. Lamentablemente, su muerte le impidió continuar con la empresa que pasó a manos de sus dos hijos.

Fernando de Magallanes

Fernando de Magallanes

Fernando de Magallanes

(Oporto, 1480 - Mactán, Filipinas, 1521) Explorador y navegante portugués. Miembro de la nobleza portuguesa, estudió náutica y cartografía en Lisboa. A los veinticinco años formó parte la expedición a la India mandada por Francisco de Almeida. En su siguiente viaje, esta vez a Marruecos y bajo las órdenes del duque de Braganza, resultó herido.

El monarca Manuel I de Portugal, que disponía de un informe desfavorable acerca de la conducta de Magallanes en esta última misión, rechazó por dos veces un proyecto del marino para explorar nuevas rutas hacia Oriente, por lo que Magallanes decidió probar suerte en España. Llegó a Sevilla en octubre de 1517 y desde allí se dirigió a la corte, que a la sazón se encontraba en Valladolid. En ese mismo año contrajo matrimonio con Beatriz Barbosa, hija de un importante oficial sevillano, quien le dio un hijo varón, Rodrigo.

Magallanes tenía la convicción de que debía existir un paso al sur de la costa sudamericana para llegar a la India por occidente, paso que ya había buscado sin éxito Juan Díaz de Solís. La posibilidad de encontrar una ruta alternativa para llegar a Oriente a través del océano Atlántico era de vital interés para la monarquía española, ya que la costa africana estaba bajo el control de su principal rival en el comercio de especias, Portugal.

Tras renunciar a la nacionalidad portuguesa, y con el apoyo del astrónomo portugués Ruy de Faleiro y del obispo Fonseca, logró interesar en el proyecto al monarca español Carlos I, quien puso a su disposición cinco naves: Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago, con una tripulación de 270 hombres de distintas razas y nacionalidades. Fue nombrado gobernador de las tierras que pudiera descubrir y se le otorgó la veinteava parte de los eventuales beneficios de la expedición.

La flota zarpó de Sevilla en septiembre de 1519, luego de un fallido intento portugués de sabotear el viaje. Faleiro, víctima de un ataque de locura, se quedó en tierra. El contingente pasó por el archipiélago de las Canarias, siguió viaje hasta la costa del Brasil y dobló luego hacia el sur, donde exploró el estuario del Plata. En la bahía de San Julián, Patagonia, la expedición se estableció para invernar, período en el que se perdieron dos naves, una por accidente y la otra por deserción; además, el marino hubo de sofocar un motín.

Por fin, el 21 de octubre de 1520 accedieron al estrecho que lleva hoy su nombre (Magallanes lo llamó «estrecho de Todos los Santos»), que les permitió rodear el continente americano. Poco más de un mes después, encontraban al otro lado un océano de aguas tranquilas (que recibiría luego el nombre de océano Pacífico), ante cuya vista el aguerrido navegante lloró de emoción.

Siguieron rumbo al norte, primero bordeando la costa de Chile para virar luego al noroeste hacia las que se conocen actualmente como islas Marianas (que bautizaron como Islas de los Ladrones), sin agua potable ni provisiones frescas, y con parte de la tripulación enferma de escorbuto. La llegada a aquellas islas les permitió reabastecerse y continuar explorando otras islas que conformaban el archipiélago que hoy lleva el nombre de Filipinas.

Fue en una de ellas, Mactán, donde Magallanes cayó herido de muerte en un enfrentamiento con los indígenas, con lo que se malogró su sueño de completar el primer viaje alrededor del mundo. Esta proeza correspondió al marino de origen vasco Juan Sebastián Elcano (capitán de la nave Concepción, abandonada cerca de la isla de Cebú). Bajo su mando la expedición completó su periplo, primero rumbo a las Molucas, para tocar tierra de España el 6 de septiembre de 1522; arribó una sola nave, la Victoria, con dieciocho supervivientes a bordo y un cargamento de especias.

Comentarios recientes

25.11 | 00:55

Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura

16.11 | 05:32

Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.

28.10 | 14:04

Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.

Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.

23.10 | 15:49

Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.

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