Uno de los que formaban el ejército legionario, ingeniero y abogado español aprendió el árabe a la perfección y siempre que tenía ocasión, les enseñaba cuanto sabia a aquellos hijos del desierto.

Tales simpatías, conquistó que se hizo el hombre imprescindible, y las puertas herméticas a todo europeo le fueron abiertas, incluso la del propio Kaid. Este tenía una bella hija que bien pronto se prendó del español y este la correspondió.

Para realizar el enlace había que convertirse a la religión musulmana y nuestro hombre. después de estudiar sus preceptos, se hizo mahometano y pudo casarse con la bella musulmana.

Bien pronto había de ser nombrado Kaid, por la voluntad de todos.

He ahí un hombre español. conduciendo a aquel pueblo hacia caminos de recuperación civilizadora y fundiendo su sangre, una vez más, con la que durante ocho siglos ocuparan una parte de España, trayendo su arte oriental y su caballerosidad, a la más caballeresca y más noble raza a la hispana.

[1] Kaid, este término es de uso obsoleto (en historia antigua) se define a un gobernador, regidor, juez o un magistrado de la jurisdicción de las regiones del norte de África y la antigua región de Al-Ándalus, también era un funcionario designado por el rey para la custodia de una fortaleza durante la edad medieval.