DELIRIO SEXUAL

Unido a dura campaña, la falta de seres humanos con quien conversar, fuera, como es natural, de los componentes de la Legión, se desató en ellos un hambre de mujer que cuando caminando por los inhóspitos arenales, cruzaban por algún poblado, las fuerzas indígenas se adelantaban y emplazaban las ametralladoras en dirección que traía el grueso de la fuerza y no las recogía hasta que se volvían a perder envueltos en polvo.

De no haber tomado esas medidas hubiera traído consigo una
catástrofe al disputarse alguna mujer del poblado. Estas, desde luego, eran obligadas a permanecer ocultas al paso de la columna y así evitaban males mayores. ¡Mientras tanto la bella cantinera, la diosa de los “locos” andaba tranquila y bien guardada entre sus hermanos!