El Arca de Noé versión Babilónica de 1,000 años antes de la de Noé Biblico

The British Museum

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Construyen una réplica del Arca de Noé según una tablilla babilónica Publicado: 20 sep 2014 15:26 GMT

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Construyen un modelo a escala del Arca de Noé basándose en un proyecto elaborado en la antigua Babilonia hace 4,000 años.

Irving Finkel, conservador del Museo Británico, descubrió una tablilla de barro que contenía escritos en cuneiforme hace mucho tiempo, y estuvo trabajando durante 20 años para descifrarla, informa 'Mail Online'. Lo consiguió hace cinco años y llegó a la conclusión de que el Arca Noé era redonda y fue construida en caña.

Al mismo tiempo, Finkel afirma que el tamaño del Arca no podría haber sido tan grande como el que aparece en el diseño original, principalmente, debido a la falta de materiales y tecnologías. No obstante, se ha construido una pequeña réplica del Arca de Noé utilizando las instrucciones exactas de las tablillas de barro de la antigua Mesopotamia, la actual Irak. La construcción se ha llevado a cabo en Kerala, en el sudoeste de la India.

El Arca pesó unas 35 toneladas. El equipo no utilizó los instrumentos modernos, pegamento o clavos; solamente utilizó madera, bambú, palmeras y caña para fijar las ensambladuras, de la misma manera en que se podría haber hecho hace 4,000 años. El betún indio se utilizó para impermeabilizar la réplica. 

El experto explicó que el Arca contaba con dos niveles: una casa en el piso superior y un espacio destinado a los animales abajo. En su opinión, con una organización cuidadosa, en teoría el Arca pudo haber sido lo suficientemente grande como para recoger a muchas de las especies locales.

Desgraciadamente, después de botar la nave, el agua empezó a entrar en el casco y hubo que utilizar una bomba para mantener la réplica flotando. No obstante, el experto dijo que la culpa la tenía la baja calidad del betún indio en comparación con el iraquí, y calificó el diseño babilonio de "extremadamente eficaz" y estable.

Una tablilla babilónica presenta un prototipo redondo del arca de Noé

Casi un milenio antes de que se escribiera la Biblia, una pieza de arcilla del tamaño de un móvil ya contaba la leyenda de Atrahasis, un héroe de Babilonia que construyó un arca circular gigante para salvarse de una gran inundación, llevando consigo animales salvajes recogidos de dos en dos. La reliquia se exhibe en el Museo Británico y según uno de sus conservadores este tipo de historias de la antigua Mesopotamia inspiraron el mito del arca de Noé.

Enrique Sacristán | 03 abril 2014 10:39

Una tablilla babilónica del año 1.750 a. C. habla sobre un arca como el de Noé, pero redonda.

Una tablilla babilónica del año 1.750 a. C. habla sobre un arca como el de Noé, pero redonda.

La tablilla es de barro, con escritura cuneiforme y del tamaño de un móvil. / © Dale Cherry

La tablilla es de barro, con escritura cuneiforme y del tamaño de un móvil. / © Dale Cherry

Según el Génesis, las costumbres perdidas de los hombres provocaron el gran diluvio universal, una historia del Antiguo Testamento grabada en la memoria colectiva y que esta semana protagonizará Russell Crowe en las salas de cine españolas. El relato dice que solo Noé, su familia y una pareja de animales de cada especie se salvaron tras la subida de las aguas.

“En realidad esto es un mito que probablemente surgió tras una desastrosa inundación hace miles de años en un pasado remoto, mucho antes de que se comenzara a escribir”, explica a Sinc Irving Finkel, conservador del Museo Británico en Londres. “Es, pues, una historia para explicar y reconfortar a la gente, pero solo eso”.

Para apoyar sus palabras, Irving cuenta con una prueba muy valiosa: una tablilla babilónica datada en torno al año 1750 a. C. De tamaño similar a un teléfono móvil, se trata de una pieza de arcilla con 60 líneas de la escritura cuneiforme típica de la antigua Mesopotamia.

El texto comienza así: “¡Casco, casco de caña! Atrahasis, presta atención a mi consejo. Así podrás vivir para siempre. Destruye tu casa y construye una nave. Rechaza las propiedades y salva la vida. Pon en marcha un arca que harás de planta circular, con un ancho y largo iguales”.

Atrahasis es el héroe babilónico al que habla su dios, y sus instrucciones para fabricar la nave se van detallando en las líneas siguientes: levantarla sobre el suelo, usar cañas, fibras de palma y cuerdas, colocar 3,600 puntales, distribuir celdillas en el interior, instalar una cubierta, dar capas de betún o brea por dentro y por fuera, colocar un tejado donde poder orar, e incluso se menciona que hay que meter a los animales salvajes “de dos en dos”.

Pero lo que resulta sorprendente es la forma del arca: redonda. “Sí, eso es lo que pone”, subraya Finkel, quien con la información de la tablilla ha podido deducir las dimensiones de la circunferencia: una superficie de 14,400 codos cuadrados (3,600 m2) y 67.7 m de diámetro.

 El alto era un nindan, unos 6 metros, distribuidos en dos pisos.

El experto piensa que la estructura sigue la forma de las coracles (también llamadas kufas o gufas), un tipo de embarcación circular que desde la antigüedad hasta el siglo XX ha servido para transportar personas, animales y mercancías por el Tigris y el Éufrates.

La hipótesis que sostiene Finkel es que a comienzos del segundo milenio a. C. convivían dos tradiciones sobre el aspecto de la gran arca.

Una consideraba que tenía forma de magur o almendra, como la de las embarcaciones que circulaban por las marismas.

La otra versión, que se extendió por las ciudades costeras en los ríos de Babilonia, era que Atrahasis u otro héroe similar había construido una ‘súper coracle’. Así es como lo recoge la tablilla analizada, una de las nueve que con signos cuneiformes mencionan la historia del diluvio universal.

Las coracles (también llamadas kufas o gufas) eran una especie de taxis fluviales que recorrían el Tigris y el Éufrates. Su forma pudo inspirar el diseño de la súper arca redonda. / © Colección de Irving Finkel

Las coracles (también llamadas kufas o gufas) eran una especie de taxis fluviales que recorrían el Tigris y el Éufrates. Su forma pudo inspirar el diseño de la súper arca redonda. / © Colección de Irving Finkel

De este conjunto forma parte la Epopeya de Gilgamesh, una famosa serie de piezas de barro datadas en el siglo VII a. C. donde aparece el sabio Utnapishtim. Al igual que Noé, también él soltó una paloma y un cuervo desde su nave para ver si volvían.

“En el caso del arca de Utnapishtim su forma es cuadrada, respetando que el ancho y el largo sean iguales (120 codos cada uno) pero sin ser redonda”, explica Finkel, “aunque es muy significativo el hecho de que se mantenga la misma área (120 x 120=14,400 codos cuadrados) que el de la estructura circular”.

Pero el investigador va más allá y destaca que también la superficie del arca de Noé descrita en la Biblia es prácticamente idéntica: 15,000 codos cuadrados, aunque se distribuyan en la superficie rectangular que dice el Génesis (300 codos de largo, 50 de ancho y 30 de alto, unos 137.2 x 22.8 x 13.7 m, más un tejadillo).

"Pon en marcha un arca que harás de planta circular, y mete los animales salvajes de dos en dos”, dice la tablilla

“Esto revela inequívocamente una reelaboración de la idea babilónica original para, sobre la misma base, construir un barco ya con otra forma, más potente y de aspecto de barcaza de transporte fluvial”, señala el conservador, quien narra toda la larga evolución desde el arca circular, a la cuadrada y finalmente rectangular en su reciente libro The Ark Before Noah. En lugar del artículo científico convencional, el investigador ha elegido está fórmula para comunicar sus hallazgos, que también se presentarán en un documental.

En la obra, además de poner en duda teorías como que el arca de Noé reposa sobre el monte Ararat (Turquía), se indica que esta historia y la del diluvio universal tuvieron su origen en relatos similares de la antigua Mesopotamia, en el actual Iraq. En una tierra donde las crecidas de los ríos y la vida misma parecían estar a merced de los dioses, triunfó la idea de que una nave con tripulación humana y animal podía resistir los cataclismos y repoblar el mundo.

Las tradiciones orales de esa región de Oriente Próximo y los registros cuneiformes de las antiguas tablillas de barro pudieron servir de fuente a los escribas del pueblo judío, especialmente durante su cautiverio en Babilonia en el siglo VI a. C., justo en las fechas en las que se supone se escribió el Génesis.

El viaje de la tablilla

Irving Finkel

Irving Finkel

La famosa pieza de barro babilónica llegó en 1985 al Museo Británico de Londres a través de un miembro del público, que quería recibir información sobre la reliquia. Su nombre era Douglas Simmonds, propietario de una colección de objetos diversos y antigüedades heredados de su padre, Leonard Simmonds.

Leonard, a su vez, había sido miembro de la Royal Air Force (RAF) y durante la Segunda Guerra Mundial aprovechó su estancia en Oriente Próximo para adquirir piezas como la tablilla. Cuando el conservador Irving Finkel –en la imagen– la tuvo en sus manos, se llevó la sorpresa de su vida. Tras analizarla en detalle, ha llegado a valorar esta reliquia como uno de los documentos humanos más importantes jamás descubiertos.

Comentarios recientes

25.11 | 00:55

Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura

16.11 | 05:32

Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.

28.10 | 14:04

Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.

Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.

23.10 | 15:49

Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.

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