El Toreo a Caballo

En la Tauromaquia de Pepe Hillo toda la segunda parte se dedica, a la suerte de picar y en tratados posteriores y 1os reglamentos taurinos se considera esta parte como fundamental de la lidia, al afrontar UNA TAUROMAQUIA DEL SIGLO XXI es necesario intentar analizar y explicar todo lo posible el arte del rejoneo.

Ahora se ha llegado a tal grado de interés, que ya se organizan con mucha frecuencia corridas de rejones sin más toreros de a pie, que los auxiliares, por eso es el momento de integrar el rejoneo en todo lo que abarca el espectáculo taurino.

Siempre ha sido importante en la historia del toreo. Durante unos siglos fue fundamental cuando sustituyó al alanceo, durante la época de Felipe IV.

Y fue la base de nuestra Fiesta Nacional basta finales del siglo XVII, donde empieza a ser sustituido por los varilargueros, en esta época el rejoneo sigue estando ahí, pero quedando en desuso ante la importancia del toreo a pie, que se impone al convertirse en un espectáculo más a gusto del público.

A principio del siglo XX empieza a resurgir tímidamente como parte complementaria y curiosa de las corridas de toros. Van saliendo rejoneadores y se preparan caballos con unas domas espectaculares que atraen cada vez más al gran público. Además, ocurren cosas, accidentes y circunstancias graves que mantienen el respeto por ser un ejercicio de alto riesgo.

Ahora, el rejoneo se ha hecho muy importante.  El público va a ver torear a caballo, no como un complemento. Va a verlo, porque ahora el toreo a caballo se hace muy bien.

Los toros fallan menos o nada y no se caen.

Los caballos siempre pueden con los toros bravos o aunque manséen

A todos se les hacen cosas.

Si se les mata bien, siempre hay trofeos.

Siempre se ven cosas bonitas.

El público se divierte, va a los toros y paga el rejoneo.

Por eso, ¡Ahora! en el siglo XXI si se habla de toros, hay que hablar en parte del rejoneo.

Lo que pasa es que se trata de un tema tan amplio y complejo que requeriría mucho más espacio. Hemos tomado unos gráficos y algunas ideas de nuestro libro EQUITACIÓN ESPAÑOLA Y REJONEO y ahora vamos a tratar de que aclare y sirva de algo al lector, sea profesional o aficionado

El toreo a caballo es muy difícil y necesita un gran esfuerzo y trabajo diario si se desea conseguir algo.

La base de esta forma de torear es el caballo, que con su fuerza y agilidad puede conseguir esquivar las acometidas del toro, de una forma eficaz y artística

Aquí hay que conseguir, que lo que se haga sea de una exactitud rigurosa.  En el GRÁFICO DEL ENCUENTRO se ve de forma analítica la multitud de factores geométricos, que intervienen en cada ejecución.  Estas son, sin embargo, circunstancias previsibles, pero también hay otras fortuitas que no se pueden analizar en un gráfico.

Se trata de animales en movimiento, cuya actitud en cualquier momento puede ser influida por su entorno de manera imprevisible.

Al caballo lo tendrá que dominar el rejoneador de manera casi absoluta, de forma que, si comete un fallo, el fallo será de su caballista.

Y esto es tan así, que los caballos de torear tienen que tener una doma que hagan todos sus movimientos, tal como los piensa el rejoneador. Se consigue.

Tiene la misma dificultad, que el manejo de un malabarista o el sonido de un instrumento musical. Al usar estos ejemplos es, porque si el ejecutante consigue un buen ejercicio o una gran interpretación, nunca es solo, porque conozca bien su oficio, siempre será la consecuencia de un ensayo y entrenamiento duro, continuo y constante.  Los caballos de rejoneo son los instrumentos que delante del toro harán la función del engaño.  Para conseguirlo tienen que estar absolutamente sometidos a las órdenes de su caballista y obedecerlas de forma súbita, inmediata y siempre.  Esto solo se consigue a base de un entrenamiento insistente y continuado, constante.

Es algo como lo que se cuenta en - POR MI CABALLO HURACÁN - (A forma de rara poesía) -. En esta poesía se pretende explicar un sentimiento, por eso se dice "rara", los sentimientos no tienen explicación, aquí se dice lo duros que son los entrenamientos del caballo de torear y sin embargo como se emplea con una gran voluntad, el tiempo y el esfuerzo necesario para conseguirlo, quizá esto sea la afición y quizá esto es lo que debe "sentir" el que quiere hoy ser rejoneador

POR MI CABALLO HURACÁN - (A forma de rara poesía)

No hay aplausos bastantes,

ni bastante dinero,

ni placeres,

ni orgullos adulados,

ni otras cosas que piensan, ...

los que piensan

que son compensaciones,

a esos ratos oscuros.

de dolor, de ilusiones perdidas,

de amargas privaciones,

que están pasadas ya,

que se han pagado,

¡De tan dura manera!

con arrugas, cicatrices y canas,

repartidas por el cuerpo y el alma.

Pero aún quedan más cosas importantes:

ilusiones calladas,

inocente valor y azules esperanzas

escondidas de ajenos egoísmos,

tapadas, con tres pieles y seis mantas

de negras experiencias, bien ganadas.

Si estoy solo en el campo.

Si me miran las piedras y la grama.

Si siento entre mis piernas esa jaca torera,

que vibra solo con mi pensamiento,

con su sangre pendiente de mi alma,

dándole movilidad a mis ideas,

prestándoles sus fuerzas y su gracia.

¡Empiezo a estar pagado!

de esas horas tan largas,

tan seguidas de inviernos y veranos,

sin descanso, sin pausa.

Que solo los jinetes conocemos,

que los demás no saben apreciarlas.

Y piensan, que es locura sin sentido,

esclavitud diaria, montar a mis caballos.

Cuando montarlos, es pan para mi alma

y estoy viviendo

tan de veras esta vida,

por tener una ilusión con que llenarla,

Porque, ...

No hay aplausos bastantes,

ni bastante dinero,

ni placeres,

ni orgullos adulados,

ni otras cosas que piensan...

los que piensan.

Hay; tan solo, una jaca,

una jaca castaña que no habla,

pero entiende las cosas que me pasan

y torea conmigo.

¡De tal forma!

Que el placer de montarla,

unido va, al aire que respiro,

a los dolores, a la sed, al agua.

Y me paga can su fuerte moneda,

la mejor que ha existido

en el mundo.

la más rara,

La moneda más grande y la más chica

¡La alegría del alma!

Dios se alegra de vernos.

¡Tiene gracia!

Porque no tengo envidia

de nadie, ni de nada,

porque estoy tan contento de esta vida,

y desprecio el dinero.

¡Tiene gracia!

Porque todo se lo debo a un caballo.

¡Tiene gracia!

Porque quiero a la gente sin pensarlo,

Y aun me sobra cariño.

¡Tiene gracia!

Porque se, que faltando ese caballo.

A mí, no va a faltarme la esperanza.

Pero hoy, es el caballo,

por qué ya me ha entendido,

el que todo lo paga

¡Tiene gracia!

Y yo, sigo teniendo mis pecados,

como todos los tienen.

¡Debiendo tanto a Dios!

Si tuviera un caballo que volara.

¡Lo domaba!

Y lo mandaba al cielo,

que el Señor lo montara.

Y el caballo ...

¡De eso estoy seguro!

Que llegaba y pagaba.

Pagaba como pagan los caballos.

Y el Señor ...

Perdonaba.

El rejoneador le dice al caballo lo que tiene que hacer, prácticamente, con un gesto. Y llegar a esto, solo es posible con el tiempo y la repetición de tantas veces.  El caballo esun animal grande, fuerte, herbívoro, naturalmente constituido para correr, que es su forma de defenderse. Para huir por derecho, con su velocidad, no esquivando una acometida o utilizando su movilidad como arma defensiva.

El caballo es eminentemente cobarde y lo hace todo por miedo y por eso, conseguir que el caballo toree, resulta mucho más notable y meritorio.

Desde fuera el público no ve esto, pero es así.  El caballo de torear está sometido a su caballista, de tal forma, que acepta las órdenes que recibe de este y las cumple ciegamente.

Por eso empleo el termino sometido y no el de asustado.  El caballo confía en el que lo monta.

Es decir, el caballo hace lo que piensa su caballista y no lo hace por miedo en ese momento, Lo hace por convencimiento, de forma que el caballo se enfrenta a una situación, siguiendo las órdenes del caballista, que se las comunica con gestos sutiles, con eso que se llaman ayudas y que el caballo "entiende" y obedece ciegamente, porque, además, el caballo siente a través de sus instintos que es lo que le conviene...   Si el caballo se le deja suelto en una plaza con un toro, no sabría qué hacer.

Es así, por eso la doma es:

Repetir, repetir, y repetir.

Y para esto, hace falta:

Constancia, insistencia, entrenamiento y tiempo.

Además, el caballo es un elemento vivo, con un organismo que tiene unos condicionantes físicos, por eso para poder hacer con seguridad ciertos ejercicios, requiere una gran perfección y conseguir que el caballo está musculado y seguro y esto en cada caso, solo se conseguirá con la insistencia en la forma de hacer y la gimnasia repetitiva que fortalecerá al caballo.

Todo lo que se hace en la plaza, si sale bien en el rejoneo.  Supone muchos cientos de ensayos y horas dedicadas a la preparación y entrenamiento del caballo

Lo demás es suerte.

Y todo esto el público no lo sabe, pero "lo siente" y cuando el rejoneador no trae todo ese bagaje de preparación.  Se da cuenta.

El rejoneador que es consciente y tiene afición y se prepara bien, siempre en la plaza hace algo positivo y del agrado del público.

Los caballos bien domados, son por si mismos un bonito espectáculo.  Cuando además se les ha enseñado algún movimiento de Alta Escuela, aunque no se llegue a la perfección, el hecho de estar en una plaza y con ese peligro latente de un toro.  Es una enorme impresión que se añade y se ve con mucha más emoción.

Y de esta forma, siempre gusta y siempre el público se divierte.

Cuando todo sale bien el espectáculo es brillante y tiene esos valores anímicos que solo los producen las grandes obras de arte.

Ahora, en la época que estamos viviendo, el rejoneo ha alcanzado un grado de perfección que cala en los espectadores, que van entendiendo más y hay que darles cada vez algo mejor.

Ahora las cosas no se pueden hacer mal, ni regular, ni confiando solo en la suerte.  Hay que hacerlas ¡Muy bien!

Ahora el rejoneo, es una sinfonía de Arte Grande.

El que quiera ser rejoneador, deberá mirarse en una conciencia muy exigente y si tiene afición, voluntad y ganas; como en el dominó, repetir, repetir y repetir.

Hay que buscar la perfección, aspirar a montar caballo como: Tocando la guitarra lo hacía, Narciso Yepes o lo hace, Paco de Lucía.

Pintar como Velázquez.

Cantar como Placido Domingo.

Escribir como Cervantes.

Y torear en la realidad, como tú puedas imaginar en tus sueños.

Pero sabiendo que:

Rejonear es clavar a un toro bravo en movimiento, un rejón, aprovechando el cruce con el caballo, burlando la embestida, que habrá que llevar dominada y dejarlo en el morrillo.

La lidia de un toro a caballo, se compone como a pie, de tres tercios:

El primero, para ahormar al toro quitándole violencia, pero sin causarle un daño excesivo. A juicio del rejoneador, se le colocaran uno o dos rejones de castigo.

El segundo.  Es el tercio de banderillas, El Reglamento estipula que se pondrán, no más de tres pares de banderillas.  Como se trata de un tiempo donde se busca el mayor lucimiento posible, para conseguirlo había que conseguir que los caballos pudiesen ir al toro las más veces que se pueda. Para ello ahora, se colocan las banderillas de una en una y esto ha permitido doblar el número de entradas.  De hecho, en el tiempo que se emplea en banderillear es cuando se procura exhibir los caballos más vistosos, los que hacen más cosas que gusten al público bien, sea toreando para colocar al toro, o citándole para provocar sus embestidas o realizando las suertes de las formas más vistosas y arriesgadas.

El tercero.  Es el de muerte.  Aquí es donde se le coloca al toro el rejón más largo, que es el equivalente a la espada, para acabar con el toro.

La efectividad es fundamental.  Hay que conseguir que el toro "doble" a la primera, de este acierto dependen los resultados, un fallo se suele llevar los trofeos aun habiendo realizado una buena labor.

Es difícil, ¡muy difícil!

Pablo Hermoso de Mendoza colocando el Rejón de Muerte

Pablo Hermoso de Mendoza colocando el Rejón de Muerte

En el GRAFICO DEL ENCUENTRO se señala el punto P donde tienen que coincidir todos los planos de desplazamiento, para acertar en el momento de clavar.

La Suerte de Matar

Cuando se trata del rejón de muerte, como tiene 60 cm. de longitud aproximadamente, necesita un tiempo para penetrar y mientras tanto, el toro y el caballo recorren unos espacios, que, con sus masas impulsadas en estos movimientos, crean fuerzas que se oponen a que el rejón entre, y a veces lo consiguen.  En cualquier caso, es una gran dificultad que se debe disminuir haciendo todas las cosas muy bien.

Para conseguirlo, el rejoneador deberá:

Colocar el caballo, lo más cerca posible del toro, para evitar que al arrancarse, varíe mucho la trayectoria en su recorrido y de esta forma el rejoneador pueda " medirse " mejor con el rejón de muerte.  Es decir, una distancia de seis a diez metros.  Lo ideal, es hacer la suerte de frente o al cuarteo. Será mejor la primera, si la doma del caballo lo admite en esta distancia.  Llevar el rejón en alto, no moverlo hasta el momento de clavar, apuntando siempre al sitio por donde tiene que penetrar.  Al llegar al toro, apretar con energía para disminuir al máximo, el tiempo de penetración.

Al apuntar, hay que hacerlo al sitio donde acaba el cerviguillo y comienza la espalda del toro, ese punto que dicen que es "todo lo alto".  Si el toro en el cruce viene humillado, enseña "el sitio" y es más fácil acertar con el hueco blando, por donde el rejón entrará fácilmente.

La ejecución de esta suerte debe hacerse lo más despacio que sea posible, habrá que tener un caballo que se mida muy bien con el toro, que no haga movimientos bruscos, que temple su galope y este puesto para realizarlo.

Repetimos que del acierto dependen la mayor parte de los éxitos y el fallo siempre conduce a un resultado menor y perder los trofeos.

En el GRAFICO DEL ENCUENTRO se señala el punto P donde tienen que coincidir todos los planos de desplazamiento, para acertar en el momento de clavar.

La Suerte de Matar

Cuando se trata del rejón de muerte, como tiene 60 cm. de longitud aproximadamente, necesita un tiempo para penetrar y mientras tanto, el toro y el caballo recorren unos espacios, que, con sus masas impulsadas en estos movimientos, crean fuerzas que se oponen a que el rejón entre, y a veces lo consiguen.  En cualquier caso, es una gran dificultad que se debe disminuir haciendo todas las cosas muy bien.

Para conseguirlo, el rejoneador deberá:

Colocar el caballo, lo más cerca posible del toro, para evitar que al arrancarse, varíe mucho la trayectoria en su recorrido y de esta forma el rejoneador pueda " medirse " mejor con el rejón de muerte.  Es decir, una distancia de seis a diez metros.  Lo ideal, es hacer la suerte de frente o al cuarteo. Será mejor la primera, si la doma del caballo lo admite en esta distancia.  Llevar el rejón en alto, no moverlo hasta el momento de clavar, apuntando siempre al sitio por donde tiene que penetrar.  Al llegar al toro, apretar con energía para disminuir al máximo, el tiempo de penetración.

Al apuntar, hay que hacerlo al sitio donde acaba el cerviguillo y comienza la espalda del toro, ese punto que dicen que es "todo lo alto".  Si el toro en el cruce viene humillado, enseña "el sitio" y es más fácil acertar con el hueco blando, por donde el rejón entrará fácilmente.

La ejecución de esta suerte debe hacerse lo más despacio que sea posible, habrá que tener un caballo que se mida muy bien con el toro, que no haga movimientos bruscos, que temple su galope y este puesto para realizarlo.

Repetimos que del acierto dependen la mayor parte de los éxitos y el fallo siempre conduce a un resultado menor y perder los trofeos.

Hay que hacer que el toro se acerque al caballo y lo siga, lo más cerca posible, pero "sin tocarlo".  Así se templa su embestida, forzando los giros se le corta el camino y se consigue que pare donde interesa.

Luego se le pueden realizar las suertes de las formas que se representan gráficamente.

En el momento de citar, el toro está emplazado y quieto y siempre hay tiempo para realizar movimientos de lucimiento con el caballo: piafe, pasaje, tierra-tierra, posada, piruetas, batir una mano sola o cualquier otro que el caballo haga con seguridad, y que pueda cortar en el momento que interese, y reunirse para iniciar la suerte o seguir toreando.

Seguramente el que lea esto, pensará que faltan muchas cosas que explicar, será así posiblemente. Pero las cosas del toro, del torero y del caballo son para los que se interesan por ellas tan complejas, tan llenas de matices y permiten tantas formas de ser consideradas que se convierten en un tema inagotable de opiniones y vivencias.

Hay tanta vida, tanta ilusión, tanto sueño y tanto sentimiento en esto del toreo, que, si en algún sitio estuviese todo dicho, se acabaría.  Por eso si alguien llega hasta aquí, tendrá la puerta abierta para seguir disfrutando de su deseo de saber mas cosas, para satisfacción de sus ilusiones.

Por D. Manuel Baena

Rejoneador de toros

Comentarios recientes

25.11 | 00:55

Jorge gracias, esa es la idea de este blog, compartir datos históricos y otros divertidos, siempre con la idea de cultura

16.11 | 05:32

Verdaderamente ilustrativo, gracias por compartir estas enseñanzas.

28.10 | 14:04

Leí hace años de una mujer a la que le habian desaparecido varios empastes y tenia esos dientes sanos.

Además, existen una serie de fotografias, de logos en vehículos, que atestiguan la veracidad.

23.10 | 15:49

Los Griegos ganaton a los Atlantes-Iberos.

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